viernes, 13 de abril de 2012

Fosa común en Espinosa de los Monteros

 

Este artículo fue publicado el 13 de abril de 2012 en http://www.javierortiz.net

Andi Plaza
Mis padres compraron en Espinosa de los Monteros (norte de Burgos) una casita a medias con mi hermana y su marido. Con el tiempo, nos enteramos de que alojaba en su jardín los restos de personas asesinadas por los falangistas durante la guerra civil.
El caso es que la Sociedad Científica Aranzadi, a petición de un familiar de los ejecutados, decidió comenzar a exhumar los restos el 2 de abril. Así que, como no nos lo queríamos perder, hicimos una visita extra a la familia.
Allí se presentó un equipo de unas 20 personas dirigido por Francisco Etxeberria. Este grupito de Aranzadi probablemente sea el más reconocido del estado. Su prestigio en exhumación de fosas es notorio: el doctor Etxeberria fue designado junto con otros forenses para examinar los restos de Salvador Allende y determinar si se suicidó. Por cierto: recuerdo que cuando se extrajeron la primera vez para darles un entierro digno, acudieron varios líderes autosocialistas internacionales, como Mitterrand. Pero no se vió por allí ninguna representación del PSOE. Quizá también de esto se enteraron por la prensa .
También se acercó hasta Espinosa el reputado fotógrafo Gervasio Sánchez, azote de la hipócrita ralea política de todo pelaje. Estuvo documentando todo el proceso, junto con otros fotógrafos. Como es uno de mis tótems, dos neuronas hicieron un falso contacto y acabé llamándole Gervasio Guzmán. Vosotros ustedes ya me entendeis .
Hay que decir que acudió un político del PSOE: Ander Gil, senador por Burgos. Este muchacho oyó estoicamente los datos objetivos de Gervasio sobre la actitud de su partido hacia los represaliados durante la guerra y posguerra. Me pareció que Ander estaba especialmente sensibilizado. Quizá sean sus tablas de político profesional, pero me pareció una buena persona. Le concederemos el beneficio de la duda aunque milite en una megaestructura en la que hay lugar hasta para el señor Bono (y preferente. No te digo ná y te lo digo tó).
Además, estuvieron La Sexta y Cuatro. Dado que es la primera fosa que se abre tras el revolcón propinado a Garzón, se había levantado bastante expectación (y todo rima con "camión"). TVE no envió a nadie, pero la noticia apareció indirectamente puesto que la publicó El País el viernes 6 de abril -¡en portada!- y no tuvieron más remedio que mencionarla en los análisis de prensa nacional. Aquí os dejo el enlace del "Periódico Global en español" por si os apetece curiosear:
Dos fosas, 13 asesinados y 50 testigos en Espinosa de los Monteros
El martes afloraron los talones de un par de botas. Los ejecutados habían sido colocados hacia abajo, para que fueran al infierno. Parecían ahogados que flotaban inmóviles sobre la tierra. Por los libros sé que los esqueletos son restos de lo que fueron personas; pero me impactaron más las botas (parecidas a las que yo llevaba) y los restos personales: en la fosa de las mujeres -porque se enterraron separadas- apareció un espejito, una peineta .... En mi ignorancia, me conectaban directa y brutalmente con la suerte de esta pobre gente más que las fracturas del "espía" de 16 años, asesinado a golpes.
La abuela de mi amigo Javi, también fue asesinada por "espía": dos de sus hijos quedaron aislados con el rebaño en unas cabañas al otro lado de la línea del frente. Les fue a llevar comida y alguien la vió, con lo que se interpretó que llevaba información a la zona republicana. Como su marido también fue asesinado y arrojado a la fosa de mi casa, los 8 hermanos quedaron huérfanos. La madre de Javi, con 20 años, tuvo que sacar adelante la familia. En aquellas circunstancias y con sus principales recursos requisados: debía llevar personalmente 10 litros de leche diarios a la Comandancia de la Guardia Civil. Así hasta que llegó un mando que se apiadó de ellos y les dispensó de esta obligación.
Cada familiar que se acercaba a la fosa contaba su historia. Todas estremecedoras. Pero la mayoría estaban aliviados e incluso felices. Algunos no tuvieron valor de acercarse: vi una mujer que se volvió a toda prisa cuando estaba a un par de metros de la fosa. Espero que todos se sientan liberados de esta inmensa carga algún día.
Cuando se exhumó el último de los nueve esqueletos masculinos, otros tantos estudiantes de antropología de la Universidad Complutense ocuparon su lugar. Se dispusieron en la misma posición en la que habían quedado los ejecutados y así estuvieron durante un minuto. Finalmente, fueron levantándose uno a uno, con lentitud y en absoluto silencio, en un ambiente emocionante y sobrecogedor.
Paralelamente, en el pueblo, las procesiones recordaban a un hombre asesinado hace más de 2000 años. Ví peinetas, mantillas, abrigos de piel y más empatía por algo que sucedió hace dos milenios en Oriente Medio que por lo acontecido en el pueblo hace menos de un siglo.
En fin, queridas/os, nunca había vivido con tanta intensidad estas fechas. Vengo muy sensible. Ha sido un enorme placer pararme a charlar en el pueblo con gente que no conocía y comprobar que estaban parlanchines y felices. De repente, una parte de Espinosa se ha liberado del opresivo silencio impuesto. Y recupera su derecho a ventilar el alma, pública y despreocupadamente, del aire viciado que no se renovó durante tanto tiempo.
Un abrazo muy, muy gordo 

Adjunto también el enlace a la noticia aparecida en el pais  que hace referencia a la excabacion: http://politica.elpais.com/politica/2012/04/05/actualidad/1333653419_849770.html

Que termina así:

 Después de cuatro días de trabajos la expectación ante la excavación se había reducido el jueves al mínimo en un día frío y lluvioso. La primera reacción al ver los esqueletos en el hueco abierto entre una acera y un jardín privado era el silencio. “Asistir a la apertura de una fosa común es una experiencia que cambia para siempre la apreciación”, defiende Etxeberria. El forense ha acumulado la suficiente experiencia en la apertura de más de un centenar de fosas del víctimas del franquismo para saber que los familiares no exageran al relatar lo que les han transmitido. “Se ha vuelto a demostrar que lo que cuentan, lo que se recuerda en los pueblos, es cierto”, dice. También sabe con certeza que la visión de la apertura de una fosa común cambia para siempre la forma de enfrentarse a la memoria histórica. Los estudiantes como Virginia Jiménez lo atestiguan.

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