miércoles, 30 de noviembre de 2011

'Donde habita el olvido' Documental

Acabo de recibir este documental enviado por mi amigo Rubén Vega, y no puedo reprimir las ganas de compartirlo. A Rubén lo conozco desde las terceras jornadas de Historia y Fuente Oral que se celebraban en Ávila, a principios de los noventa. Su tema de investigación, desde el departamento de historia de la Universidad de Oviedo, ha rondado siempre el movimiento obrero y lucha antifranquista, en especial las grandes huelgas de los obreros asturianos de 1962 y 1963. En este, su segundo documental junto con Alejandro Zapico nos acerca la historia en primera persona. Pero no por medio de un personaje, sino de una persona que adquiere el protagonismo de un tiempo que le tocó vivir al igual que otras miles de personas de su generación en este país. Reproduzco más abajo la noticia de la presentación del documental realizado hace un año.

El Principado presenta el documental 'Donde habita el olvido'

El viceconsejero de Bienestar Social y Vivienda, Ángel González, ha presentado este martes el documental 'Donde habita el olvido', que muestra los años de huida y lucha de un soldado republicano, Aquilino Gómez. González ha estado acompañado por el director, Alejandro Zapico, y el guionista y profesor de Historia de la Universidad de Oviedo, Rubén Vega.
El documental cuenta, a través de los recuerdos de su protagonista, a punto de cumplir de 96 años, la historia de Aquilino Gómez durante los 20 años que van desde su salida de España, con la caída de Cataluña en 1939, hasta su salida del penal de 'El Dueso' en 1958, tras cumplir más de 12 años de condena. De este modo, el documental muestra diferentes etapas de su protagonista como miliciano, soldado en la Guerra Civil Española, refugiado, exiliado, resistente contra el nazismo, preso político y militante comunista.
Alejandro Zapico ha explicado en rueda de prensa que las escenas del documental han sido rodadas en distintos puntos de la geografía española y francesa, como la fosa común de Estépar, Camprodrón -el lugar por donde Gómez cruzó los Pirineos para salir de España-, el campo de concentración de Gurs, Toulouse -donde estuvo exiliado-, Lastres, la antigua comisaría de la calle Cabrales en Gijón -donde fue torturado- y los penales de Burgos y El Dueso -en los que cumplió condena-.
Asimismo, el guionista del documental, Rubén Vega, ha recalcado la "lucidez y vitalidad" de Aquilino Gómez. Para el profesor de Historia, este documental se trata de un "viaje por la memoria" que el protagonista "nunca perdió" y que, ha insistido, "hay que preservar". Además, ha señalado que la vida de Gómez mantiene "una línea de coherencia permanente, con una mirada autocrítica y la satisfacción de haber luchado por unos ideales".
Por su parte, Ángel González ha vinculado la elaboración de este documental con los objetivos de la Ley de Memoria Histórica. Para el viceconsejero, la defensa de la democracia y la libertad "no tiene precio". En este sentido, ha dicho que se puede dejar "que se pierdan estos de derechos por el interés de la sociedad y del futuro".

Franco y Cuelgamuros: no tenemos derecho al olvido - España - Diario digital Nueva Tribuna

Franco y Cuelgamuros: no tenemos derecho al olvido - España - Diario digital Nueva Tribuna


Con mejor o peor destreza, mi intención al escribir sobre nuestro pasado reciente no es deleitar, mucho menos complacer a mandarines, sino tratar de mantener viva la memoria sobre un crimen tan brutal e indescriptible como poco difundido, con seriedad, por los medios de comunicación globales. Se habla con toda justicia de los crímenes de Hitler, de la diáspora judía, de las purgas estalinistas, de la brutalidad de Mussolini, de los “errores y daños colaterales” cometidos y perpetrados por el “emperador” Bush, pero apenas se dice nada de la dictadura más sangrienta y castradora, tanto por su intensidad como por su extensión en el tiempo, que haya existido en la Europa del pasado siglo: La presidida por el asesino iletrado Franco Bahamonde, sobre cuyos restos inmortales acaba de emitir disparatado dictamen una comisión de cartujos.
Sí, es cierto, la guerra civil española es uno de los episodios históricos sobre los que más libros se han escrito, pero también uno sobre los que menos se ha leído. Hay miles y miles de libros sobre la cuestión, muchos de ellos ilegibles, otros honrados y una minoría serios y rigurosos que casi nadie, después de comprarlos por tal o cual recomendación, ha sentido, siquiera, la curiosidad de ojear. A estas alturas, la desinformación intencionada sobre la terrible represión franquista, sin parangón en ningún país de nuestro entorno: Al lado de Franco, Mussolini fue “santo varón”, llega a niveles tan increíbles como insultantes. Hoy, en esta España que presume de moderna y potente, la inmensa mayoría de los españoles cierra los ojos ante un periodo de horror como pocas naciones han conocido, nuestros chavales apenas saben quien fue Franco, incluso algunos de ellos –no tienen la culpa, es lo que oyen, lo que se les enseña en los centro oficiales de la democracia, públicos o concertados parasitarios- se atreven a cantar himnos fascistas y a defender públicamente al estúpido genocida, al individuo más perverso que ha dado nuestra nación en toda su historia.
Amenudo me he preguntado, con enorme ingenuidad, por qué ese silencio nacional e internacional sobre la tremenda represión que sufrió el pueblo español al acabar la guerra, por ese exilio que ha pasado a los anales de la historia como el más largo, prolongado y mutilador de los habidos en nuestro continente, por qué tanto “demócrata callado” ante la barbarie que se cometía en nuestro solar, por qué tanta polémica absurda sobre si unos y otros cuando no había unos y otros, cuando quienes incendiaron y planificaron un exterminio ideológico inaudito fueron los militares africanistas, la iglesia católica española y la plutocracia nacional con la ayuda de sus homólogos de todo el mundo. La respuesta no necesitaba tantos devaneos ni tanto tiempo perdido. Estaba a la vuelta de la esquina: Franco incendió España con la ayuda de Italia y Alemania, azuzando los bajos instintos de los mercenarios moros, acabó con la democracia, mató, torturó y expulsó del país, dejándolo huero, a cientos de miles de personas, entre las que estaban quienes formaban parte del verdadero Siglo de Oro de nuestra cultura, nuestra educación y nuestra ciencia: Los hijos de la Institución Libre de Enseñanza, la mejor generación de españoles que hayamos sido capaces de parir y formar. Jamás volvieron los muertos, jamás los desaparecidos, se ocultaron los torturados aterrados para contagiar su lógico miedo a sus hijos y nietos, se desperdigaron por más de cuarenta países los desterrados, los que todo lo habían entregado al engrandecimiento de su patria, los que la habían amado con toda su alma y se encontraron, de la noche a la mañana, en los campos de concentración de una Francia derrotada, pesimista y vergonzante o en los brazos siempre cálidos de México –deuda eterna con el pueblo mexicano, con Cárdenas y sus magníficos diplomáticos-, Cuba, Argentina, Chile y tantos países que se brindaron a dar cobijo a esa insólita “Numancia Errante” de que hablaba Luis Araquistain.
Las piedras de España fueron hechas añicos por quienes manoseando su nombre, acudieron a la Legión Cóndor para destruirla; las familias españolas fueron masacradas por quienes decían defender la familia; la cultura española fue exterminada por quienes hablaban de un nuevo amanecer; nunca, en nuestro largo deambular por la historia, el desorden y el crimen organizado campearon por nuestro solar como cuando los traidores decidieron usar las armas del pueblo contra el pueblo; jamás, España anduvo tanto tiempo entre tinieblas y sangre. Y, ¿Cómo, después de un drama tan inmenso y prolongado, nos olvidamos, se olvidaron de lo que habían hecho con España? El régimen de terror implantado por los africanistas fue de tal magnitud que explica por sí solo el silencio, la indolencia, la apatía, la abulia de los españoles que, como eunucos, quedaron dentro del inmenso campo de concentración en que convirtieron a España; en cuanto a las grandes democracias, su silencio, la ocultación del genocidio franquista, sólo se entiende por su complicidad con la tiranía: Inglaterra, Francia y Estados Unidos, cada cual a su modo, fueron colaboradores necesarios para el triunfo de los genocidas, fueron, por tanto, cómplices de los asesinatos, las desapariciones, los exilios, las torturas que durante décadas asolaron nuestro país. Francia, porque estaba sumida en el miedo y en la decadencia más absoluta; Inglaterra y Estados Unidos –que ayudaron a Franco desde el primer momento vendiéndole todo tipo de pertrechos y poniendo en marcha el calamitoso Comité de No-Intervención- porque preferían tener a un dictador sanguinario pero obediente al frente de los destinos de España, que a un gobierno democrático que defendiese la soberanía nacional.
Existen miles de metros de celuloide grabados por los nazis sobre la destrucción de España, sobre el genocidio, el holocausto y la diáspora española. Los nazis grababan todo lo que hacían en España para poder aplicarlo después con mayor eficacia; existen miles de fotografías sobre la destrucción de España en los archivos españoles pese al empeño que puso Franco en destruir todo vestigio del terror… Todavía espero ver una película como El Pianista, de Polansky, sobre nuestro drama; todavía aguardo oír a los grandes políticos, escritores, historiadores e intelectuales europeos y americanos hablar sobre el genocidio franquista; todavía espero que llegue el día en que no sea preciso escribir un artículo tan triste y desolado como el presente.
Hace setenta y dos años, en días de frío furioso, el ejército de la democracia española, el pueblo que se defendía en soledad contra el ataque del nazi-fascismo mundial, atravesaba la frontera de los Pirineos, agotadas sus fuerzas, sin resuello, sin moral, con hambre, con rabia, con impotencia. Después de luchar heroicamente para defender su libertad y la del mundo libre, fueron encerrados como criminales en campos de concentración que semejaban pocilgas. Muchos murieron en ellos, otros contribuyeron a liberar París, otros fueron llevados a los campos de exterminio nazis, otros devueltos a los patíbulos españoles, otros escaparon a México. Setenta y cinco años han pasado desde el comienzo del incendio; setenta y dos años del fin de una guerra que nunca debió ser y del inicio de una dictadura que no habría existido si las grandes democracias así lo hubieran querido tras el triunfo aliado: Setenta años de silencio, de ocultación, de hipocresía, ignominia internacional. Sólo México, una pequeña potencia convertida en gigante de la dignidad humana, del derecho de gentes, se atrevió a defender la causa de la democracia republicana española en todos los foros, contra todas las democracias que escondían la cabeza debajo del ala o veían con buenos ojos una dictadura en España. Son, las razones de un silencio ruin, de uno de los mayores escarnios históricos de nuestro tiempo al que sirve como colofón la victoria de los neofranquistas en las pasadas elecciones y la decisión de la comisión que otorga a la Iglesia católica la última decisión sobre el destino de los restos del genocida. Vergüenza es una palabra muy leve, no tenemos derecho al olvido. Pasen y vean.

jueves, 24 de noviembre de 2011

MADRID:Exposición “La Dictadura de Franco. Cuarenta años de represión”

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
EXPOSICIÓN “LA DICTADURA DE FRANCO”
Del 20 de noviembre al 15 de diciembre
Realización:  Foro por la Memoria de Segovia
Dirección:  Santiago Vega
Club de Amigos de la UNESCO (CAUM)
Pl.Tirso de Molina, 8.
MADRID

T l f n o .  9 1 . 3 6 9 . 1 6 5 2   -   9 1 . 4 2 9 . 6 3 . 5 6

Consta de unos 30 paneles explicativos sobre los diferentes mecanismos represivos del régimen y los represaliados por los mismos, a nivel estatal, y desde el golpe de estado hasta el fin de la dictadura.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Los sueños que la Prisión de Santander no podrá albergar


En otras ciudades han sido capaces de dar vida a edificios históricos. En ésta que habitamos poco a poco vamos borrando las huellas de nuestro suelo. Mientras otros los llena de cultura, nosotos de coches. Ahí queda este reporje, que me llena de añoranza de lo que pudo ser y no es.

REPORTAJE

Celdas llenas de arte contemporáneo

Propuestas experimentales y alternativas se dan cita en un antiguo presidio de Turín




El País. ROBERTA BOSCO - Turín - 07/11/2011
Hay espacios que resumen la historia de una ciudad. Le Nuove, la cárcel de Turín, durante más de cien años, es uno de ellos. Lugar de reclusión de judíos y partisanos durante el fascismo, se convirtió en un símbolo de la represión del movimiento obrero y estudiantil durante la década de 1970, para cerrar en 1986 llena de inmigrantes sin papeles. Ahora, en el marco de la gran reconversión de la memoria arquitectónica urbana de la ciudad, Le Nuove ha reabierto sus puertas como espacio visitable y para acoger eventos artísticos y culturales. Entre estos The Others, un proyecto entre expositivo y ferial, dedicado al arte contemporáneo emergente, que este fin de semana ha desplegado en las celdas de los brazos femeninos unas setenta propuestas de colectivos de diversas disciplinas, organizaciones sin ánimo de lucro, editores alternativos (y tradicionales), y también galerías, con la condición que tuvieran menos de tres años de vida.

Los organizadores del evento han sido la edición italiana de la revista Rolling Stone y Roberto Casiraghi, ya creador de la feria de arte contemporáneo Artissima, la segunda más importante de Italia después de Bolonia, que también se celebra en estos días en Turín.
Precisamente para no competir con Artissima, The Others no sólo es emergente y experimental, sino también nocturna, ya que abre cuando cierra la otra, donde por cierto exponen tan sólo dos galerías españolas: Nogueras Blanchard de Barcelona y Carreras Múgica de Bilbao.
En The Others hay un poco de todo: muchos vídeos e instalaciones, cajas de luz, proyectos colaborativos y una conexión wi-fi, que ya quisieran los galeristas célebres de Artissima. También es posible realizar una visita guiada, acompañados por las anécdotas de los exreclusos que no tienen desperdicio, mientras que en el antiguo cine de la cárcel se suceden los conciertos y los recitales de poesía y literatura, que tuvieron su momento álgido con la lectura de Viola di Grado, la última heroína de la novela italiana, acompañada por las mezclas de un dj. Parece ser que el arte ha definitivamente tomado la vieja prisión, en cuyos alrededores el Living Theatre de Judith Malina y Julian Beck, que en esta ciudad vivió varios años, iba a representar sus combativas performances en los años de plomo.
Un cliché
Turín está decidida a abandonar su cliché de ciudad barroca e industrial, triste y gris, donde Cesare Pavese se disparó en la sien y donde Nietzsche tuvo su primera crisis de locura en público, cuando abrazó un caballo, llorando por los males del mundo. Ya lo intentó con el Castello di Rivoli, museo de arte contemporáneo con una extraordinaria colección de arte povera, que desde el cambio de dirección hace dos años está perdiendo prestigio y visitantes por momentos. Así que ahora la apuesta es por lo innovador y alternativo.
Lo demuestra también el Piemonte Share Festival, que celebra hasta el 13 de noviembre su séptima edición Cops & Robbers, un título pop que define la aproximación provocadora de la más importante muestra italiana dedicada a las tecnologías digitales y su relación e influencia en el ámbito artístico y cultural. "Policías y ladrones, inocentes y culpables, legales y subversivos, respetuosos y revolucionarios: queremos bucear en la controvertida relación entre lo poético y lo político en las prácticas artísticas contemporáneas. Es una línea muy sutil la que divide la legalidad de la ilegalidad en el campo de la libertad de expresión, la filtración de noticias, el activismo, el copyleft, el apropiacionismo y el intervencionismo", indica Simona Lodi, creadora y directora con Chiara Garibaldi de la muestra, que incluye también el Japan Media Art Festival. Entre los participantes, llamados a debatir sobre arte, activismo y nuevos medios, el escritor Bruce Sterling y Steve Kurtz, del Critical Art Ensemble.