lunes, 15 de diciembre de 2008

VALENTÍN ANDRÉS GÓMEZ. Historiador y autor del libro ‘Del Mito a la historia. Guerrilleros, maquis y huidos en los montes de Cantabria’

2 DOMINGO Diario Montañés, 19 de octubre de 2008

«Acabada la Guerra hubo gente que no pudo volver a su pueblo»
Para el autor de un profundo estudio de la guerrilla Hasta el año 1957 hay mucho de mito ya que «hubo personajes tanto o más importantes que El Cariñoso, Juanín o Bedoya»
JOSÉ LUIS PÉREZ

«Cogí una escopeta, los cartuchos por si me hiciera falta utilizarlos. Me puse los cinturones y escapé a las cabañas. De derechas siempre hay algún cabrón conocido. Pero la gente de aquí, por ejemplo la del bar, es de derechas y daba la sangre por mí. Sabía que la mayoría de ellos me ayudarían en vez de perjudicarme. –‘Yo conozco el terreno, conozco las montañas, he nacido entre ellas y aquí se van a ver mal para pescarme a mí’. El único que salvó la vida (de los del Frente Popular de Arredondo) creo que fui yo. ¿Y por qué la salve? No porque me indultaran. Luego fui un santo, pero si en ese momento nazco cien veces, cien veces me matan. Pero a mi me daba muy mal olfato el fascismo». Testimonio de Daniel Peral, en la página 22 del libro. Peral estuvo en el monte entre agosto de 1937 y junio de 1940, fecha en la que se entregó.
Es éste uno de los aproximadamente sesenta testimonios recogidos fundamentalmente a mediados de la década de los noventa por el historiador santanderino Valentín Andrés Gómez y que le han permitido armar un libro que ofrece una visión diferente y muy documentada de lo que hasta ahora conocíamos de los maquis, los guerrilleros o los huidos al monte en la etapa final de la Guerra Civil o en los primeros años del Franquismo. La obra, editada por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cantabria, representa una amena e interesante aproximación a una etapa de la historia de Cantabria y a un fenómeno que, como resume muy bien su título, tiene mucho de mito. Una ardua labor de recogida de datos permitió a Valentín Andrés tomar contacto con numerosos protagonistas que vivieron durante una etapa de su vida en el monte, fundamentalmente por razones de carácter ideológico: eran los perdedores de la Guerra. Superados los recelos y transcurridos los años, los supervivientes, muchos de ellos ya fallecidos, «se confesaron» y facilitaron al autor la elaboración de este trabajo, un buen ejemplo de una historia oral que apenas ha tenido continuidad en la historiografía de la región.

– ¿Cómo nace este trabajo?
– Siempre me interesó la historia social a partir de las fuentes orales. No se trata de una investigación con fines académicos, es un trabajo personal, fruto de una inquietud..., con el objetivo de atender a unos movimientos sociales tradicionalmente olvidada por las tendencias historiográficas imperantes. La historia social es la gran olvidada de la historia regional.

– ¿Dónde nace el libro?
– A partir del conocimiento de Marcos Campillo surge la posibilidad de acceder a una serie de personajes, gente de a pie en muchos casos, que participaron en la Guerra Civil y que se vieron abocados a un protagonismo para el que no estaban preparados.

– ¿Cuánto tiempo ha invertido?
– Empecé el 1995 y la mayoría de las entrevistas son de ese año. Pero ha sido posible gracias al tiempo libre que me han dejado las circunstancias personales y familiares. Ha llevado su tiempo, pero esto tiene una ventaja, ya que te permite madurar y hacer un análisis más tranquilo. Es un trabajo muy posado.

– ¿Cómo fue posible conseguir tantos testimonios?
– La técnica es sencilla, es lo que se denomina la ‘bola de nieve’. Yo conocí a Marcos Campillo, que estaba en Francia, y a gente que había tenido relación con este fenómeno. A partir de ahí, unos te abrían otras puertas, pero siempre era imprescindible ir de la mano de alguien de confianza. Todavía había dosis de desconfianza y recelo. Hubo quienes se negaron a hablar del tema y otros que sí hablaron, pero sin que la charla fuese grabada. Te das cuenta que la historia está viva.

– ¿La Transición dejó heridas?
– Con el pacto de silencio y con esta teoría del mito fundacional de la Democracia que requería el ‘borrón y cuenta nueva’ hubo mucha gente se había echado al monte, resistiendo y sobreviviendo, a la que nadie

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