domingo, 11 de diciembre de 2011

Alejandro Narganes (Camiseta): Ojos de niño, memoria de la Guerrilla





Alejandro Narganes, o como le llamaban los que le tenían confianza "Camiseta", sigue teniendo los ojos de aquel muchaco que con catorce años marchó a Barcelona a vivir su segundo vida. La primera la pasó en el monte, entre el laboreo del ganado de un puerto a otro y los encuentros con  la Guerrilla. Lo que nos queda de los que se van son sus recuerdos y a veces sus palabras. Las que voy a trascribir corresponden a una entrevista realizada en casa de su prima Valeriana Alles en Bejes, el 8 de febrero de 1997: 

"Me recuerdo el primer día que vi a los del monte. Tengo una cuadra, donde le llaman Avellanos, aquí en la sierra, y me echaban a soltar las ovejas por la mañana muy pronto. Me asomé y vi a dos que salían de la cuadra, se ve que habían dormido en pajar. No sé quien eran y digo: -«Eh». Se metieron contra unos avellanos, contra unas matas. Yo bajé abrí corriendo la puerta de la cuadra, solté las ovejas y salí corriendo para casa. Tendría doce años o diez. Bajé a casa y me dijeron que no diría nada. Oí comentarios en casa de si sería este o el otro, por las conclusiones que saqué eran Mauro y el otro. Al año o así, a Mauro lo cogieron cerca de una cueva. Entonces vivía mucho en cuevas, después dejaron el sistema ese, y vivían más en casas de familiares o de gentes que les ocultaba o les daba de comer.

Allí estaba en Avellanos también, cuando mataron al de Tresviso a Mateo. Estaba y sentí los tiros y vi correr a Marcos. Nosotros estábamos con un tío. Nos echó para casa y él se quedó allí. A la noche cuando vino nos lo explicó, porque vinieron los vecinos por allí buscándolo. Le estuvieron explicando, que si habían matado a uno, que si se había escapado, que si se había matado por ahí, es que bajar por ahí parece imposible. Al poco tiempo me encontré con Ceferino el de la Hermida, que le llamaban Machado. Estuvimos charlando, tengo muy buenos recuerdos de él y de Santiago. Fue el primero que vi, cuando bajé a casa me dijeron: -«¿Pero por qué le conoces tu?» -«Porque me lo dijo él». A parte de esto le había visto venir por aquí cuando la guerra o antes de la guerra, que venía a cazar con unos perros. Además era inconfundible porque no entraba por esa puerta. Tengo un buen recuerdo de lo que era la política, de lo que era la libertad".

Con la juvilación empezó su cuarta o quinta vida. Con el mismo brillo en los ojos empeño su ilusión en  los Sotombos, para hacer un jardín entre las rocas de la finca. Era una vuelta al monte, al que  debe su forma de ver las cosas y al que siempre fue fiel. Su admiración por Santiago Rey, se resbalaba en cualquier momento de la conversación, de quien heredó su ensueño por la libertad.

Camiseta, ha sido un placer conversar contigo. Y estoy seguro, que una de estas vidas venideras tendremos ocasión recorrer juntos los senderos de la memoria otra vez.

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