miércoles, 19 de mayo de 2010

Los Maquis de la discordia. I


“Los maquis de la Discordia” es un artículo del historiador Secundino Serrano, publicado el pasado mes de enero en la Revista Historia y Vida. En el relata la peripecia de Santiago Rey, José Marcos Campillo y del hermano de este último, Pedro Campillo al ser reclamada su extradición por la justicia franquista tras cruzar la frontera hacia el exilio. De forma exhaustiva describe la detención, el proceso judicial en Francia, el apoyo que recibieron del exilio, y el fracaso de las pretensiones franquistas. La información que maneja, complementa la investigación que realizamos en libro “Del Mito a la Historia. Guerrilleros Maquis y huidos”, basándonos principalmente en fuentes orales, y si nos referimos a este caso, en especial en el testimonio de José Marcos Campillo. (Consultar páginas 350 a 363).

Esta historia se desarrolla entre 1955, momento en que Campillo, Santiago y “El Chino” se plantean marchar al exilio, cuando ya no tenía ningún sentido seguir resistiendo frente a un Régimen sólidamente asentado; y 1956, cuando su presencia es detectada en Francia, por la policía española y se desarrollan “los pleitos” para su extradición.

Santiago Rey y José Marcos Campillo habían pertenecido a la Brigada Machado de la Agrupación Guerrillera de Santander. Santiago se echó al monte tras la caída de Asturias junto con Machado, Mauro Roiz, Ignacio Roiz, Segundo Bores, Alejandro Martínez, José Campo “Pepe”, Santiago Rey, Isidoro Cimavilla “Sidorín” y los hermanos Mateo y Rosendo Campo. Pudo entregarse en 1940 tras la mediación de su familia. Pero las fuertes palizas que recibió en prisión y el control a que le sometía la Guardia Civil en su pueblo de Bejes, le impulso a volver al monte. José Marcos Campillo, tras la caída de Santander se refugió en Tresviso junto con otros vecinos. Las autoridades locales del momento favorecieron que los vecinos del pueblo se entregaran. Sin embargo a principios de 1940, empezaron a llegar citaciones del juzgado de Santander. Él ya sabía, porque su hermano ya estaba preso, lo que eso significaba: tortura y cárcel; por lo que decidió junto con su primo Gildo unirse al grupo de Machado.

En esta historia faltaría un tercer personaje, Joaquín Sánchez. Conocido por el apodo de “El Andaluz” o “El Chino”; que se incorporo a la Brigada Machado en 1946, tras el fracaso de la expedición de la Brigada Pasionaria destinada desde Francia a reforzar la guerrilla en Asturias. En ella permaneció hasta que en 1955, unas semanas antes de que se produjera el secuestro de Valmaseda. Santiago y Campillo organizaron su paso a Francia ya que no tenía facultades para realizar la operación.

A pesar de las afirmaciones que recogió la prensa, provenientes de las autoridades españolas, los hermanos de José Marcos Campillo, Pedro y Avelino, no tuvieron una implicación directa en el secuestro de Valmaseda. Pero para poder repatriarlos, las autoridades necesitaban implicarlos en el secuestro. De hecho cuando esta posibilidad se diluyó concentraron la petición de extradición en José Marcos Campillo y Santiago Rey. El papel que despeñó Avelino desde Francia en esta aventura, se limitó a buscar el contacto con las personas que les podían cruzar la frontera. Y por lo que respecta a Pedro, Marcos afirmaba en su testimonio que recogimos en 1995, que incluso desconocía que estuviera trabajando en Vizcaya, y que Santiago le informó con posterioridad a la realización del secuestro de su presencia en Bilbao: «mi hermano Pedro se había ido de Barcelona, y como le daban leña se trasladó a Bilbao. Yo no sabía que estaba en Bilbao. Santiago lo sabía porque había varios de Bejes allí. A última hora me lo dijo y hablamos que se viniera con nosotros, porque si se levantaba redada, como pasó, que los descubrieron, a éste lo matan. Estaba en el bosque trabajando, pero con documentación falsa para que la Guardia Civil no le cogiera. No participó en el secuestro, nada. Yo no me enteré hasta última hora que me lo dijo Santiago, después de hacer el golpe».

Me gustaría hacer algunas precisiones sobre el tema que aborda este artículo, pero lo dejo para una segunda entrega. Quisiera dejar claro que lo considero valioso, así como las aportaciones realizadas por Secundino Serrano al estudio de la guerrilla en León. Trabajo pionero y del que me siento deudor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siento comentar en 2015 un post de 2010, pero ha sido hoy cuando lo he descubierto. Estos días Tresviso ha sido noticia por el temporal de nieve y la incomunicación, y precisamente por eso me he acordado de la gente de ese pueblo, y la de Bejes, que durante muchos años años (más de década y media) ofreció una desesperada y tenaz resistencia al recién entronizado franquismo. Probablemente lo que empujó a estos hombres al monte, como bien se apunta aquí, una de las principales causas por las que esta gente se echó al monte hay que buscarla en la actitud cruel y violenta que el bando vencedor, movido por impulsos vengativos, les dispensó. La zafiedad de los vencedores, su falta de generosidad, fue la que impulsó, durante la inmediata posguerra, el afianzamiento definitivo de la guerrilla en Picos de Europa.
Estos días me he acordado de Marcos, de Mateo, de Gildo, de los de Tresviso. Me he acordado de la audaz empresa de Santiago y Marcos para salir de España en el 55, de la búsqueda de Juanín y de Bedoya, para que se unieran al grupo. Me he acordado de mi amigo Camiseta hablando emocionado de Quintiliano Guerrero, de cómo la madre Camiseta lo auxilia a él y creo que a Madriles al descubrirlos hambrientos por el monte, del primer abrazo con Marcos. Marcos y Quinti, Quinti y Marcos, en fin...
Que después de tanto sufrimiento me ha emocionado ver a los tres protagonistas de aquel juicio en Francia, sobre todo a Marcos y a Santiago, libres, a salvo, sentados tranquilamente en el banco de un paseo y dejándose fotografiar, absolutamente relajados, en un país donde, tras el juicio, vivirán como ciudadanos libres y respetados.
Un saludo desde La Rioja.
Ernesto Muro Díaz.