lunes, 30 de enero de 2012

De cómo Guerrero perdió un ojo y Marcos Campillo hizo de cirujano

En una anterior entrada hablábamos de los paisajes y las personas comunes que circulaban por la novela de Gloria Ruiz. Recogimos una cita de esa novela en la que Marcos se veía obligado por las circunstancias a ejercer de cirujano con un compañero. Esos hechos, en la realidad ocurrieron en el otoño de 1947. Habían realizado un asalto en Posada de Llanes a un indiano.
Realizada la operación, tomaron rumbo a Cabrales, con la intención de pasar posteriormente a Liébana. Como era habitual, los desplazamientos se realizaban por la noche, para evitar ser localizados. Esa vez se tropezaron con una patrulla de la Guardia Civil y José Marcos Campillo nos lo contaba así:

« Al asomarnos en una curva cerrada, oímos el ruido de las hojas, que hay muchos castaños y era otoño. Dije yo: –“Cuidado que se han movido las hojas”. No sé quién dijo: –“Seguramente son yeguas”. –“No, que ya han bajado los ganados de los puertos –en eso nos preparamos, yo cargué el cerrojo–. Vamos a ponernos un poco para atrás a observar”. Gildo estaba al lado mío, casi no me dio tiempo, enfocó la linterna. Estarían sentados y al oírnos se habrían escondido detrás de los árboles. Estaban cerca, y nada más enfocarles empezaron a tirar ráfagas. Me tiré al suelo, y empecé a tiros. No veía a los otros. Veía que salían tiros al lado, pero no me daba cuenta. En el último tiro de fusil, oigo una voz junto a mí: –“Me han matado”. Era Guerrero. Los otros, como era pendiente, se fueron corriendo y la Guardia Civil no se dio cuenta; y nosotros que estábamos al lado tampoco nos dimos cuenta que se habían marchado. –“Me cagüen Dios, nos hemos quedado solos”.

Le cogí por la mano, y cuando iba por el monte le cargaba a cuestas, que ya no podíamos ir por camino, y cuando entrábamos en algún prado le llevaba de la mano, así hasta que llegué a Cabrales, bueno un poco más arriba, entre Poo y Cabrales, donde habíamos dejado a Pin. –“Te dejo que voy a buscar a Pin, para marcharnos a Liébana y a decir al enlace, a ver si mañana compra en la farmacia algo para curarte; y que nos iremos a curar a tal sitio”. A una casa que está sola, un poco retirada del pueblo y que eran familia. Así lo hice: deje a Guerrero en una finca, me acerqué a la casa y se lo dije: –“Pasó esto, así que venga, prepara el macuto que nos vamos”. A los de la casa les indiqué que se acercaran a una farmacia de confianza a comprar medicinas y que las llevara a otra casa. No es que en la farmacia supieran de nosotros, pero aunque lo sospecharan no dirían nada. Salimos y nos quedamos allí en un bosque, y a la noche siguiente bajamos a la casa donde habíamos quedado con la enlace. La una salía al encuentro de la otra como si fuera un recado. Una casa está en la punta del pueblo y ésta en la carretera, que es donde estaba Pin. Cuando estás en casa no metes ruido, estás en una habitación. Llegamos, comimos algo, me parece que no comí nada, por la paliza que me había pegado. Allí le curé yo, me empezó ayudando el dueño, no es fácil de cortar estas cosas. El hombre se desmayaba, me dijo que no podía ver aquello. Le digo a Pin: –“Coge la linterna. Alumbra aquí”. Yo cortaba y le iba limpiando, hasta que le fui cortando todo en tiras. ¡Me cagüen Dios, y que le pasa igual!, digo: –“Estoy arreglado con vosotros”. Tuve que coger la linterna con los dientes y era redonda de estas grandes, de aquélla tenía buena dentadura. Y le operé, lavarle y cortar. Después se venda y ¡hale!, entonces marchamos…”

El testimonio de Campillo esta extraído de las páginas 230 a 232 del libro: “Del mito a la historia. Guerrilleros, maquis y huidos en los montes de Cantabria”; que publicamos en el 2008.

miércoles, 25 de enero de 2012

Exposición Presos con causa. Ya está abierta la Web






Después de tres años de trabajo, las puertas de este proyecto se abren. Ha sido largo el camino, y no siempre hemos sido capaces de ver la luz que estaba al otro lado de la mirilla. Hemos podido llegar hasta aquí, gracias al apoyo de nuestras familias y amigos que han colaborado de forma desinteresada y nos han apoyado en los momentos difíciles.

En el mes de abril de 2009, con motivo del inminente cierre de la Prisión Provincial de Santander surge este proyecto. Pretende, por un lado, la recuperación de la memoria de aquellos hombres y mujeres que por defender sus ideas fueron encarcelados, y por otro, el estudio de la repercusión que tuvo este hecho para sus familias y la utilización del sistema carcelario como instrumento de exclusión social.

El proyecto, en sus inicios, se enmarcaba en la programación de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, estando previsto un acto de homenaje y el desarrollo de la exposición fotográfica en el patio de la Prisión Provincial de Santander. Desde entonces hemos llamado a muchas puertas, y pocas se han abierto. En este trasiego, el proyecto ha ido madurando y tomando la forma actual (ver programación en la web).
El derribo de la Prisión Provincial de Santander, y los trámites administrativos necesarios para la cesión de la sala de exposiciones de la antigua Prisión de Tabacalera (Biblioteca Central de Cantabria) hacen que la exposición fotográfica y los actos que la acompañan, queden ubicados en la Sala de exposiciones de la Universidad de Cantabria (Sala de Náutica) y en el Centro Cultural de Caja Cantabria, escenarios culturales pero que no fueron prisión en ese momento.
Con la creación de este blog, pretendemos, compartir materiales que no forman parte de la exposición; recoger el testimonio de personas que de una u otra manera han participado en los hechos; reflexiones sobre fotografías de este proyecto; y abrir un vehículo de comunicación para recibir las aportaciones que contribuyan a la recuperación de la memoria.

Desde aquí queremos agradecer la colaboración de Organismos, Entidades, Fundaciones y, sobre todo a aquellas personas que han querido dejar su testimonio, su experiencia y sus recuerdos. Por último, que sirva como homenaje póstumo a todos aquellos que ya no están con nosotros y que pusieron su granito de arena para construir nuestra democracia.

Nos encontrarás en:
www.presosconcausa.com
http://www.facebook.com/pages/Presos-con-causa-1936-1978/270882999645414?sk=wall

martes, 24 de enero de 2012

Merece Justicia.

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Merece justicia

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Marcos Ana, preso de conciencia en el franquismo. Foto de Sofía Moro.


“Mucha gente dice que hay que pasar página, y yo digo, sí, pero después de haberla leído. No es posible que después de 40 años de dictadura arranquemos esa página de la historia para que se la lleve el viento del olvido.”


El poeta Marcos Ana (en la foto) pasó 23 años en las cárceles franquistas, donde fue torturado y condenado a muerte dos veces. Fue uno de los primeros presos de conciencia de Amnistía Internacional.

Esta semana, el juez Baltasar Garzón se sienta en el banquillo de los acusados por no haber aplicado la Ley de Amnistía de 1977 y por haber iniciado una investigación sobre violaciones de derechos humanos durante la guerra civil y el franquismo, entre otros cargos. Crímenes como la desaparición forzada de más de 100.000 personas, torturas y miles de ejecuciones sin juicio de hombres y mujeres cuyos restos aún están en cunetas de toda España.

Investigar violaciones de derechos humanos nunca puede ser un delito. Es más: las leyes internacionales dicen que es una obligación para el Estado español, incluyendo el Poder Judicial en su conjunto.

Por eso, desde Amnistía Internacional consideramos escandaloso que un magistrado sea juzgado precisamente por tratar de revelar la verdad sobre los crímenes del franquismo.

Suma tu voz a la nuestra y exige verdad, justicia y reparación para las víctimas del franquismo y sus familiares:

-- si estás en Twitter, grita con nosotros que #investigarnoesdelito (y búscanos en @amnistiaespana);

-- si estás en Facebook, te animamos a que dejes tus comentarios en nuestro muro y compartas en tu perfil esta información;

-- por favor, reenvía esta información a todos tus contactos.

Como todos los crímenes internacionales, en cualquier lugar del mundo, los crímenes del franquismo no prescriben. Como tampoco pasa el inmenso dolor de las familias, que persisten en la búsqueda de verdad y justicia para sus seres queridos.


Contra la impunidad, necesitamos que sigas apoyándonos y te unas a nosotros. Amnistía Internacional no solicita subvenciones a ningún gobierno nacional para proteger su independencia, y por eso tu ayuda es tan necesaria. Cualquier contribución, por pequeña que sea, nos permite seguir dando voz a las víctimas ante cualquier gobierno.

Gracias por apoyarnos en la defensa de los derechos humanos.

Esteban Beltrán
Director Amnistía Internacional España




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