martes, 28 de junio de 2011

Cortometraje: En tierra de Guerrilleros


Tierra de Guerrilleros from Por Tantas Cosas on Vimeo.
Con este cortometraje la directora Amanda Castro se acerca al fenómeno guerrillero, por medio de contraponer a dos Asturianos nacidos en el mismo valle, pero en distinto tiempo.
El final de la Guerra Civil española obligó a grupos de republicanos a refugiarse en las montañas.  Es en ese contexto en el que este cortometraje recupera a dos mitos asturianos de la lucha antifascista internacional: el minero socialista José Mata Castro y el sacerdote sandinista Gaspar García Laviana, nacidos ambos en un pequeño valle, la Güeria de Carrocera, de la cuenca minera asturiana.
http://www.portantascosas.es/trabajos.php#tierra

sábado, 25 de junio de 2011

Cristino García y la Real academia de la Historia.

 Poco queda por añadir al artículo que os adjunto. Sólo que cuando en 1946 Martín Santos y sus compañeros formaron la Brigada que iba operar por el sur de Cantabria, la dieron el nombre de Cristino García en honor a su camarada recientemente fusilado por la dictadura franquista.
 

Honor a un jefe de maquis

"El nuevo Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia, presentado recientemente en Madrid, registra entre sus entradas más polémicas la que se refiere a los maquis como terroristas y bandoleros, tal como la dictadura franquista conceptuó a los guerrilleros republicanos que lucharon contra el franquismo en la posguerra y que fueron perseguidos y exterminados por el viejo régimen. Tal interpretación supone, a estas alturas, según manifestó el historiador José Luis Ledesma a este periódico, un paso atrás en la historiografía, pues la resistencia que se dio en nuestro país fue la misma que hubo en Francia contra la invasión nazi, en opinión de Fernando Hernández, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, y a nadie se le ocurre allí emplear contra esos luchadores ese tipo de calificativos.
En el cementerio de Carabanchel de Madrid hay un columbario que lleva el nombre de Cristino García Granda, cuyas cenizas reposan junto a las de otros dos compañeros de lucha. Los tres, guerrilleros antifranquistas, fueron fusilados por la dictadura en 1946. Unos meses más tarde, por orden del general Olleris, jefe de la IX región militar de Francia, el citado fue distinguido a título póstumo con la Cruz de Guerra con estrella de plata. El texto que ilustra los méritos del homenajeado es así de elocuente: “Cristino García, teniente coronel, resistente de los primeros, dotado de un alto espíritu de organización y combate. Ha tenido bajo su mando las brigadas españolas de los departamentos de Lozère, Ardêche y Gard. Organizador del asalto a la prisión de Nimes, liberó a los detenidos políticos. Bajo sus órdenes se libró el combate al enemigo en La Madeleine y El Escrimet, haciendo en estas operaciones –dirigidas por un jefe excepcional y pese a la desproporción de fuerzas y material– 1.300 prisioneros alemanes, con un total de 600 bajas entre muertos y heridos”.
Presidida por dos ministros, la entrega de la Cruz de Guerra a los compañeros de García Granda se celebró el 25 de marzo de 1947 en el velódromo de invierno de París con la asistencia de 25.000 personas. En esa ciudad y en varios municipios más de Francia, calles, plazas y hasta algún liceo llevan el nombre del combatiente. La enciclopedia ilustrada que se estudia en los colegios y donde figuran todas las glorias militares de Francia, desde Vercigetorix al general Leclerc, pasando por Napoleón y los mariscales
Foch o Joseph Joffre, dedica un libro biográfico a Cristino García Granda. Canciones y poemas de autores franceses recuerdan al luchador, a quien también dedicaron versos Rafael Alberti y Jorge Semprún.
El guerrillero fue detenido en la Plaza Mayor de Madrid el 18 de octubre de 1945, unos meses después de haber cruzado la frontera con 11 compañeros y tras realizar en la capital de España varios atracos. En el consejo de guerra celebrado el 22 de enero de 1946 se definió como patriota antifranquista: “Sé bien lo que me espera
–dijo– pero declaro con orgullo que cien vidas que tuviera las pondría al servicio de la causa de mi pueblo y de mi patria”. También fue muy explícito ante los calificativos que entonces le dirigió el fiscal y ahora repite la Real Academia de la Historia: “El fiscal nos llama bandoleros. No lo somos. Los bandoleros son quienes nos acusan, quienes martirizan y matan de hambre al pueblo. Nosotros somos la vanguardia de la lucha del pueblo por la libertad. Este juicio es una farsa en la que se nos acusa de delitos que no hemos cometido. Pero tenéis prisa por
deshaceros de nosotros. No queréis que el mundo vea nuestros cuerpos martirizados. Queréis ensuciar con este juicio el glorioso movimiento guerrillero”.
La ejecución de García Granda el 21 de febrero de 1946, junto a nueve de sus camaradas de lucha, fue condenada en Francia con ostensibles manifestaciones de indignación y protesta. La más llamativa fue la declaración suscrita por unanimidad por la Asamblea Nacional Constituyente, donde se afirma que los guerrilleros fueron fusilados por el odio a la libertad que habían defendido en Francia, y se invita al Gobierno a romper con el régimen de Franco: “La Asamblea traduce la protesta de la conciencia francesa ante esta nueva aplicación de métodos de represión condenados por el mundo civilizado”.
Cristino García Granda nació en el concejo asturiano de Gozón en 1913. Tanto para él como para José Antonio Alonso Alcalde (el comandante Robert), otro destacado guerrillero antifranquista, viene reclamando la Federación Asturiana Memoria y República la concesión del título de Hijo Adoptivo de Asturias y la Medalla de Oro de la región, según solicitudes cursadas ante la Junta General del Principado y el Gobierno de Asturias. El único homenaje rendido por el Gobierno socialista español a quien es considerado héroe nacional en Francia por su lucha contra el nazi-fascismo, fue la inauguración por el ministro Jesús Caldera, en 2005, de un centro social para emigrantes en la localidad Saint Denis.
Se podría pensar, por la composición del más que probable gobierno regional entrante en Asturias con Álvarez Cascos a la cabeza, que esa demanda va a tener ahora menos posibilidades de éxito que las que tuvo con el Ejecutivo anterior de Álvarez Areces. Lo que parece claro es que tal indiferencia o desconsideración hacia la memoria democrática contrastan con el interés que campea entre quienes, pagados por el Estado, se empecinan en revivir la memoria franquista con calificativos denostadores contra quienes lucharon por la libertad. Honneur à Cristino García, chef de maquis".
Félix Población es periodista y escritor
http://blogs.publico.es/dominiopublico/3579/honor-a-un-jefe-de-maquis/

viernes, 17 de junio de 2011

Ya está abierto el museo del Maquis.


Aunque todavía no he podido verlo, creo su visita puede ser interesante. Aquí os dejo la información que he podido obtener.
El proyecto expositivo “Maquis, realidad y leyenda” pretende ser un centro temático sobre la posguerra española mediante la recuperación del legado directo de sus protagonistas. El movimiento maquis tuvo especial relevancia en Asturias y Cantabria y este espacio expositivo se muestra como una idea pionera para la recuperación de la figura y la memoria de estos guerrilleros, en especial de Francisco Bedoya, natural de la localidad de Serdio (Val de San Vicente, Cantabria)
La exposición de encuentra en el marco incomparable de la Torre medieval de Estrada. La Torre de Estrada y su exposición permanente sobre los Maquis, permanecerá abierta al público de forma gratuita, a partir del 15 de junio hasta el 30 de septiembre de 2011.
Abrirá todos los días, de martes a domingo*, con el siguiente horario:
Mañanas de 10.00 a 14.00 horas
Tardes de 18.00 a 20.00 horas
(*) los domingos por la tarde, la Torre de Estrada permanecerá cerrada
Por si tenéis un tiempo para dar un paseo por la zona os adjunto el enlace de la Ruta del maquis, que recorre los alrededores del museo

lunes, 6 de junio de 2011

Una familia repartida en cuatro fosas

el país

La exhumación en Ciudad Real de los Méndez Jaramago rescata la historia de cinco campesinos convertidos en maquis por el acoso de la Guardia Civil

Natalia Junquera Madrid 29 MAY 2011 - 22:18 CET


Vicente Carsí, con gafas, observa el trabajo de exhumación de la fosa donde busca a su abuelo. / ÓSCAR RODRÍGUEZ
Asunción Méndez tenía 20 años y estaba embarazada de siete meses el día que vio cómo su padre, de 66, caía abatido a tiros por la Guardia Civil mientras preparaba una caldereta para los dos. Era julio de 1941 y llevaban casi un año escondidos en el monte. Ella logró agazaparse entre las piedras y huir a Valencia, donde dos meses después nació su hijo. Ni a él, ni a los tres que vinieron después, les habló nunca de lo ocurrido. Uno de ellos, Vicente Carsí, de 64 años, pisó ayer, muy emocionado, la fosa de Puebla de Don Rodrigo (Ciudad Real) donde la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica busca a su abuelo y a otros cinco maquis que corrieron la misma suerte.
“Mi madre murió hace tres años y fue entonces cuando empezamos a conocer la historia de esta familia”, cuenta Vicente. “Asunción no habló nunca del asunto, pero al final de su vida, cuando ya no reconocía a nadie, gritaba insistentemente el nombre de sus tres hermanos, abatidos también a tiros por la Guardia Civil”, relata Juan Pedro Esteban Palmero, que lleva siete años investigando la trágica historia de esta familia.

Solo Asunción, embarazada, se salvó. El resto murió a tiros en el monte

“Solo uno de los hermanos, José, había participado en la Guerra Civil, donde perdió una mano. Mi familia no era una familia de maquis, pero se hicieron guerrilleros por el acoso al que les sometía la Guardia Civil. Por aquella época vivían en tiendas de campaña porque estaban trabajando en la construcción de la carretera entre Agudo y La Puebla de Don Rodrigo y la Guardia Civil, que pensaba que ayudaban a los maquis, iba todos los días a interrogar y pegarle a mi abuelo unas palizas que lo dejaban medio muerto”, relata Vicente. “Los hermanos mayores se cansaron de aquella presión y todos decidieron huir. La Guardia Civil mató al pequeño, Antonio, de 17 años, para obligar a los otros a volver, y volvieron, claro, pero con las escopetas”. Todos, salvo Asunción, murieron. “Vivió aterrorizada toda su vida y creo que hasta le daba un poco de vergüenza que sus hermanos hubiesen terminado como guerrilleros”, cuenta Vicente.
Uno de ellos, José, se convirtió en uno de los maquis más célebres de la zona. Bajo el mote de El Manco de Agudo vivió durante años en la sierra hasta que fue abatido a tiros en 1949, con 31 años. Su hermano Manuel había muerto un año antes, con 34, en las mismas circunstancias.
Los restos de El Manco de Agudo fueron exhumados en marzo del año pasado en Retuerta del Bullaque (Ciudad Real). “Manuel”, prosigue su sobrino, “está en Aliseda (Cáceres) pero donde le enterraron construyeron encima una residencia. Antonio está en una fosa común muy grande en el cementerio de Agudo, pero hay nichos de tres pisos encima y también es imposible recuperarlo”. Vicente está decidido a rescatar los restos de su abuelo en esta fosa de Ciudad Real donde también yacen cinco maquis. “Yo no conocí a mi abuelo, ni a mis tíos. Pero son mi abuelo y mis tíos y quiero que, en la medida que sea posible, sean enterrados de forma digna y pueda ir a visitarlos cuando quiera. No me interesa nada más. Me dijeron el nombre del que mató a mi tío y no quise ni anotarlo”, aclara Vicente.
A pie de fosa está también un hombre de 87 años llamado Juan Arias, que cada poco rompe a llorar. Él ha llevado a los arqueólogos hasta la fosa porque a él le obligaron siendo un chaval a subir a su mula los cuerpos de los cinco guerrilleros y llevarlos al cementerio. “Se siente muy culpable, aunque hemos tratado de explicarle entre todos que él no podía hacer otra cosa”, cuenta Marco Antonio González, vicepresidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. “Los cinco están en la parte del cementerio donde se enterraba a niños sin bautizar, mendigos, las personas que se suicidaban...”.
El arqueólogo René Pacheco encontró ayer el cráneo de uno de ellos, agujereado por una bala. De momento no han aparecido familiares de estos cinco maquis. “Dos antropólogos de Chicago y Gante, que están estudiando la represión en España, buscan más información sobre ellos en archivos militares porque a los guardias civiles que mataban a guerrilleros les recompensaban con dinero o ascensos y todo eso solía quedar registrado”, añade González. Esta fosa es una de las ocho que tienen previsto abrir con una subvención del Gobierno de 57.900 euros.