miércoles, 30 de marzo de 2011

No somos nada, si olvidamos los pasos que nos han traído hasta aquí. Parte de lo somos se lo debemos a los que ha venido antes. Mi acercamiento hacia la historia, y en concreto hacia la historia social, se lo debo a mi barrio, a mi gente. Con ellos aprendí, que a veces, cuando sentimos el aliento de los que tenemos cerca las cosas pueden cambiar. Con este impulso me atrevía a investigar sobre aquellos hombres y mujeres, que tras la caída de la República osaron a retar a la dictadura y perdieron hasta la voz. Desde aquí, desde estas páginas dedicasa a los guerrilleros, quiero recordar a mi barrio, en este tiempo que su concienca colectiva se remueve y reclama su identidad. Y para hacerlo que mejor que recuperar un texto del Blog La nube en la boca , de mi amigo de aquellos barros Mariano Calvo.

Contra un muro infranqueable nos hemos dado un coscorrón

Foto de Valentín Andrés
Así como Don Quijote entró en El Toboso a medianoche y sin luces, topándose con la iglesia principal del pueblo, también en mi barrio nos hemos dado siempre con la iglesia, con la nuestra, una humilde capilla que nunca necesitó torres ni campanarios, porque allí somos más bien tirando a austeros y templados.
La capilla del Barrio San Francisco ha sido desde que yo recuerdo el lugar al que todos íbamos a parar. En un barrio obrero y de aluvión había que economizar recursos, así que por ahí hemos pasado, durante años, todos: niños que se reunían, adolescentes que se reunían, estudiantes que se reunían, trabajadores que se reunían, vecinos que se reunían…
Hasta creyentes se reunían.
Allí hemos recibido a los que llegaban y hemos llorado despidiendo a los que se marchaban.
Por eso, ese pequeño local en los bajos del portal número 20 ha sido toda la vida un lugar de celebración.
Y además los vecinos del barrio, con amistades o con rencillas, siempre hemos sido muy nuestros.
No es extraño entonces que ahora, cuando alguien desde fuera pretende arrebatar nuestra costumbre y nuestra historia cerrando el recinto a cal y canto, el vecindario se rebele.
En estos momentos a esa Jerarquía que actúa de modo tan administrativo y tan poco pastoral habría que recordarle que sería bastante apropiado que escuchase a sus ovejas, no vaya a ser que se descarríen. ¿Que no hay curas? Por lo que sé hay hasta voluntarios.
No vamos a pedirle al Obispo milagros en estos tiempos en que son otros los que se afanan en repartir panes y peces entre los necesitados. Pero sí, al menos, algo de fe. Aunque sea la fe de nosotros los ateos.

viernes, 25 de marzo de 2011

1938. La fuga del Fuerte San Cristobal (Pamplona)

Publicado en el Pais

TOMMASO KOCH - Pamplona - 17/03/2011

El puñado de presos que soñó con la libertad

Fuerte de San Cristóbal

Carmen Domingo reconstruye en la novela histórica 'La Fuga' la huida de centenares de reclusos políticos del fuerte de Cristóbal en plena Guerra Civil

De los pocos presos que salían del fuerte de San Cristóbal, un buen porcentaje lo hacía con los pies por delante. Otros no tenían el privilegio de salir ni siquiera una vez muertos: simplemente, eran enterrados bajo la nieve y el fango del patio interno. De 1934 a 1945 esta cárcel, ubicada en la cima del monte Ezkaba que domina el valle de Pamplona, acogió entre sus gélidos brazos a miles de reclusos, sobre todo republicanos. Pero el 22 de mayo de 1938 una veintena de ellos decidió que ya bastaba y que, entre unas condiciones de vida inhumanas y el sueño de la libertad, por muy remoto que pareciera, era mejor soñar. Así, ese puñado de presos, casi todos miembros del partido comunista, proyectó y llevó a cabo una huída hacia la frontera con Francia en la que participaron 795 de los 2.497 reclusos de la estructura y que Carmen Domingo describe en su última novela, La Fuga (Ediciones B).

Tras años de documentación (y de dedos cruzados para que nadie se fijara en el mismo acontecimiento), Domingo tardó uno y medio en escribir las 235 páginas de La Fuga. Se trata de una novela que mezcla realidad y ficción, según cuenta la misma autora, ante una brocheta de cordero en un restaurante de Pamplona. Domingo se encuentra en la ciudad para recorrer con un grupo de periodistas el camino y la vida de los presos dentro (y fuera) del fuerte de San Cristóbal. "Datos y nombres son exactos, pero tenía que ser una novela, no un ensayo. El 90% de las historias humanas son inventadas", relata la escritora, poco antes de empezar su quinta visita a la prisión.
La Fuga es un día de acercamiento al momento fatídico de la huída. Desde la tarde del 21 de mayo el reloj de los capítulos y de la tensión avanza inexorablemente hasta la noche del 22, cuando los presos ponen en marcha su plan. No fue una fecha escogida al azar: era un domingo, a la hora de la cena, y tan solo había ocho guardias en la prisión. El punto de vista de la novela cambia constantemente: de los reclusos, a uno de los soldados, al jefe responsable de la cárcel. En la primera versión, una voz de mujer narraba sin embargo los hechos. "No me atrevía a escribir de hombres", explica Domingo, que cuenta con varias novelas sobre la condición de la mujer durante la guerra civil. Pero Iñaki Alforja, historiador y autor de un documental sobre la histórica fuga (Ezkaba), además de ángel custodio de la realización de la novela de Domingo, le sugirió que prescindiera de esa narradora. Así, "no existe una voz cantante. Hay 25 protagonistas", cuenta la escritora. Y un vigésimo sexto, quizás el más importante: el fuerte de San Cristobal.
Enorme, aunque bastante derrocado, el complejo resulta todavía inquietante. Una estrecha carretera asfaltada se aventura por el monte hasta su entrada. El frío glacial, la humedad y la mezcla melancólica del gris de las paredes y del rojo de las ventanas con rejas advierten al visitante de que no es bienvenido. Para construir el fuerte se voló una parte del monte, de forma que sus pisos se desarrollan por arriba y por debajo del suelo. Un gran patio central separa los dos edificios que acogieron en su época a los presos más afortunados, que contaban al menos con una tabla de madera para acostarse, y a los que vivían bajo tierra, amasados como animales en la oscuridad de pequeñas y agobiantes celdas. "Era como un campo de concentración. Los reclusos comían agua y patatas. Y dormían en el suelo mojado", relata Domingo en uno de los cuartos de la llamada primera brigada, la zona donde las condiciones de vida eran las peores. A veces, para ahorrar, el responsable de la cárcel disminuía incluso las dosis de comida. Y, por si no fuera suficiente, los presos que por alguna razón tenían que ser castigados eran encerrados en un espacio más pequeño todavía, donde "a veces simplemente se olvidaban de ellos", asegura, en la oscuridad de una de estas celdas, la escritora.
No sorprende que en los 11 años en los que la cárcel estuvo abierta, más de 1.000 presos fallecieron por enfermedades, según asegura Alforja, que subraya como el número de muertos seguramente fue mayor: "No se cuentan todos los que fueron fusilados". Aún así, cuando la fuga se puso en marcha, no todos se sumaron. "Si pesas 35 kilos, estás congelado y alguien abre tu celda y te dice que te escapes, ¿qué haces?", plantea Domingo. El desconocimiento de los alrededores y de cómo recorrer los 80 kilómetros hasta la frontera y el miedo a que llegaran los guardias también pudieron con la valentía de centenares de reclusos.
Memoria y actualidad
La construcción del fuerte arrancó a finales del siglo XIX, cuando la última guerra carlista: de hecho, iba a ser una fortaleza. Pero solo se terminó en 1919, cuando la existencia de la aviación ya había vuelto sus espacios abiertos presa fácil de un bombardeo. San Cristóbal nació obsoleto, y obsoleto se quedó. Desde su cierre en 1945, cayó en el olvido. Hoy pertenece al ministerio de Defensa y es presidiado por militares. Solo pueden acceder a su interior las asociaciones que reserven una visita con antelación. Mientras, su destino oscila entre propuestas que van del parque temático a la caja de ahorro. Domingo sin embargo lo convertiría en "un museo de la memoria histórica". Partidaria de la exhumación de las fosas comunes, la escritora ha declarado a menudo su apoyo al juez Baltasar Garzón, suspendido de su cargo por prevaricación a la hora de investigar los crímenes del franquismo. La memoria histórica es un tema en el que la escritora insiste varias veces a lo largo del día, sin miedo a ser contundente: "No entiendo porque nos olvidamos de este asunto. Tengo la impresión de que la derecha confunde su historia con la memoria histórica".
Para Domingo, es este un tema tremendamente actual. Tal y como lo son las revueltas en el mundo árabe. Mientras pasea por el patio de San Cristóbal, y acaricia la cabeza del pequeño Lucas, su hijo de dos años, la escritora, que estuvo viviendo en Marruecos, critica la postura occidental: "¿Cómo puede ser que los mismos dirigentes que hace tan solo unas semanas negociaban con Gadafi, y acogían con honor a él y su caravana, ahora de repente quieren que se vaya?".
En el fondo, los presos que se arrastraron por los senderos nevados para alcanzar la frontera no difieren tanto de los libios que pelean por la democracia en medio del desierto. Estaban hartos de un destino que no habían escogido. Solo querían descubrir si la libertad sabe mejor que agua y patatas.

martes, 22 de marzo de 2011

Filosofía carcelaria.

Con el siguente Nanorrelato queremos reivindicar que el Proyecto "Presos con Causa 1936-1978" con paso tortuoso sigue adelante. Esperamos que en los próximos meses podamos daros nuevas noticias.

"Créeme, sólo hay algo más terrorífico que el golpe de la puerta de una prisión cerrándose a tu espalda: el mismo sonido dieciocho años después y el viento en tu cara.
" (Sibreve)

Nanorelato publicado en el Blog http://sibreve.blogspot.com/2011/02/filosofia-carcelaria.html

jueves, 17 de marzo de 2011

Parábola de ley de la memoria histórica.

Estos días se podía ver a la puerta de un restaurante de Santander estel cartel. En el se utizaba la foto del Dictador Franco para protestar por la prohibición de fumar en locales públicos. No sé porqué, pero según la he visto, se me ha venido a la cabeza la ley de la memoria histórica. En los cinco años que lleva en vigor, tengo la sensación de que la ley no ha sido capaz de cambiar la situación de olvido y falta de reconcimiento social hacia las víctimas del Franquismo.

martes, 15 de marzo de 2011

La guerrilla en las "Conversaciones con Manuel Gutiérrez Aragón"



En la entrevista que Augusto M. Torres hizo al director de cine Manuel Gutiérrez Aragón en 1985, se recoge la imagen colectiva que sobrevivió en Cantabria de los guerrilleros republicanos. Esta imagen mitificada, se ancló en la memoria de aquellas generaciones gracias a las figuras de Juanín y Bedoya; de tal manera que hablar de la guerrilla ha sido, durante muchos años hablar de su trayectoria, de sus aventuras, de los recuerdos que se han ido trasmitiendo de tertulia en tertulia. Como se trasluce de la entrevista, la parte emocional está fuertemente impresa en la forma que tenemos de recordar ese pasado, en donde lo personal se vincula con lo mítico, y de esta manera se vence el paso del tiempo. Si bien es cierto que este proceso, lleva implicito una simplificación de la realidad e incluso su deformación. El peso del mito lleva consigo el olvido de todo aquello que no le es funcional, incluido las personas y las idéas que le dieron sentido. Las palabras de Manuel Gutiérrea Aragón son realmente interesantes que nos acercan a la forma en que en los años cincuenta un niño veía la larga sombra de los emboscados.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Un museo para el movimiento obrero verá la luz en El Entrego

Las instalaciones del pozo San Vicente, donde se ubicará el Museo del Movimiento Obrero.Se ha puesto en marcha la creación del Museo del Movimiento Obrero, un equipamiento que se ubicará en las instalaciones del antiguo pozo San Vicente y completará los contenidos del Museo de la Minería de El Entrego (Asturias). El futuro museo contará con tres salas expositivas y una galería acristalada que comunicará estas tres dependencias con el castillete y que también hará las funciones de mirador panorámico. También se baraja exhibir piezas de arqueología industrial en la zona exterior del recinto.

El proyecto preliminar pivotarán sobre tres ejes diferenciados: el impacto de la Revolución Industrial sobre el trabajador, la figura del minero asturiano y la evolución de las organizaciones sindicales. También se estudia desarrollar reproducciones a escala de ateneos, casas obreras u orfanatos mineros. La muestra

Las antiguas edificaciones del pozo San Vicente que funcionó como mina autogestionada por el SOMA, fueron reconstruidas casi por completo, salvo el castillete, por la escuela taller de FUCOMI en 2002. Un tren turístico recorrerá la galería subterránea para llevar a los visitantes desde el Museo de la Minería a la caña de la mina San Vicente. Allí un ascensor que ya está instalado los conducirá a la superficie. En un futuro, habrá un convoy minero compuesto por una máquina Bartz de batería y por dos vagones. Los cuatro espacios expositivos, así como el castillete de la antigua mina, estarán unidos mediante una marquesina acristalada, que hará las veces de mirador panorámico.